Todo empezó una noche lluviosa, triste, cuando un mortal decidió salir lejos de casa por una absurda pelea con su prometida, cosas sin sentido, enojos, celos e ira inundaban el ambiente; tan solo faltaban unos días para la boda y todo acabó en gritos y llantos. Aquellos amantes apasionados, que vivían felices, se amaban profundamente, la envidia de todos y sobretodo que nada podía jamás separarlos, murieron aquel día.
Al terminar toda esa vorágine de palabras y sentimientos la joven doncella al ver que por fin su amado se marchaba fue muy feliz, lo primero que cruzó su mente fue que había sido lo mejor, no más disgustos ni celos. Pasaba el tiempo ya no había nadie con quien discutir, tampoco con quien compartir. Día tras día, nada se inmutaba, el tiempo parecía no pasar sin embargo la joven se percato de que no era lo mismo, desgraciadamente al paso de unos meses surgió una epidemia que arrasó con la mayoría de las personas en el pueblo, había muertes cada día más frecuentes, los niños lloraban, las madres perdían la esperanza, la mayoría solo esperaba su turno. La ciudad cada vez estaba aun más vacía, la vida en las calles perdía el júbilo, solo quedaba esperar.
El joven buscando olvidarla viajo a la playa, a vagar, a encontrar algo que lograra distraerlo; al poco tiempo se encontró a una serpiente que parecía muy solitaria y en necesidad de ayuda, su buen corazón lo hizo acercársele, platicar con ella y preocuparse. La serpiente no se encontraba bien, tenía problemas, se sentía sola, él no se quiso portar grosero y su alma gentil hizo que le diera lastima e interés la historia de aquella serpiente. Escucho atentamente todo lo que dijo sin pausa alguna.
Al notar el interés de aquel joven, la serpiente aprovecho la oportunidad y lo hipnotizó, le dio su beso mortal que ya comenzaba a carcomerle la piel. Aquella serpiente no era como cualquier otra, comenzó a beber toda su vida, sangre, pensamientos y sobre todo amor alimentándolo solamente con su veneno que se convirtió en lo único que podía mantenerlo con vida. Ella no quería separarse de él jamás.
La desesperación de la doncella crecía cada día que pasaba y no podía evitar preguntarse qué le había pasado a su prometido, por qué no volvía, después de esperar fielmente la hora de su llegada o simplemente la hora en que moriría por la epidemia la incertidumbre la volvió loca. Desolada y preocupada decidió tragarse su orgullo y correr en su búsqueda, esperando quizá, que él estuviera a salvo de la muerte.
Se marcho repentinamente decidida a encontrarlo. Después de buscar y buscar por fin lo encontró, yacía a la orilla del mar, a su lado había una serpiente, se acerco y vio que aquel animal estaba completamente unido al brazo izquierdo de su amado, una sola mordida y parecía que eran inseparables, le quitaba vida y la cambiaba por veneno.
Al ver aquella horrenda escena desesperadamente trató de hacerlo reaccionar, parecía que él dormía en un profundo sueño, al momento de abrir los ojos le escupió veneno de aquella serpiente, su piel comenzó a desfigurarse, no podía hacer nada, ese veneno mataba cualquier cosa que tocaba, la empezó a quemar pero cuando pensó que todo estaba perdido se dio cuenta de que ya no había dolor, las quemaduras y las cicatrices se borraban, no se rindió y decidió acabar con aquel monstruo. Le cortó la cabeza, esta empezó a desangrarse y contorsionarse. La joven no lo sabía pero la serpiente seguía viva y se estaba apoderando del cuerpo de su amado, aquella maldita cabeza seguía pegada a su brazo.
Todo se tranquilizo, vino la calma, el silencio y la joven doncella pensó que todo el horror había por fin acabado sin embargo la serpiente ya en el cuerpo de su amado intento seducirla haciéndola creer que todo había vuelto a la normalidad, diciendo que aquel demonio estaba muerto, sin embargo lo único que ella quería era la sangre de la joven, pura porque su corazón amaba y lo único que quería la serpiente era amor; ya lo había robado de su amante pero también quería la vida y amor de la doncella para poder estar completa.
Ya completamente adaptada en el cuerpo del muchacho le habló a la doncella imitando a su amado, la abrazo y besó, en ese momento empezó a morir, la vida se le escapaba, su corazón palpitaba lentamente agonizante, el joven despertando como de un letargo intentó separarse de ella pero la serpiente que quería quedarse ahí para siempre se opuso tajantemente, los intentos de aquel muchacho fueron en vano, ya era demasiado fuerte.
Poco a poco la doncella sucumbió, cayó, lagrimas inundaban su mirada y aquella luz que emanaba de sus ojos se apagó. Su amado solo la veía morir lentamente sin poder hacer nada y lo único que le quedo a aquella doncella antes de morir fue un suspiro y las palabras inmortales de un: Te Amo…
Fin.
-Danielle-
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